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POLITICA MINERA PROVINCIAL

"NOS ESPERA UN FUTURO VENTUROSO"

Foto:Alberto Raggio/Betha              En nuestra Plataforma de Gobierno denominada  “La Segunda Reconstrucción de San Juan”, nos planteábamos como  eje estratégico del diseño de desarrollo para nuestra gestión de Gobierno, la  promoción y reactivación de las actividades productivas asociadas con todos y cada uno de   los recursos con que cuenta la provincia, en la actualidad.

              Por esta razón, los pilares básicos de la actual política de crecimiento y desarrollo de la provincia son: la Agroindustria, Ganadería, Turismo y la Nueva Minería.         

              ¿Y porqué la Mineria?.  Porque el 80% del territorio provincial esta cubierto por terrenos montañosos, conformados por distintos ambientes geológicos, propicios, para albergar   diferentes tipos de mineralización y por tanto diferentes depósitos de minerales, algunos de interés económico y otros no.

              Frente a esta realidad y al de una centenaria actividad ejecutada por pequeñas y medianas empresas, productoras de minerales y de productos derivados de la explotación de minerales industriales y rocas de aplicación, que se encuentra en  franco crecimiento,  es que nos propusimos con igual vocación y con igual fuerza, a abocarnos a la tarea de promover la inversión de riesgo de capitales privados para:  identificar, cuantificar y desarrollar los recursos metalíferos que  se encuentran en las entrañas de los cordones montañosos de la cordillera y  precordillera sanjuanina.

            Nuestro objetivo y nuestro desafío fue tan simple como categórico " Debíamos ser capaces de representar un país, que además de poseer ingentes recursos mineros, garantizara condiciones de estabilidad y seguridad a la inversión de capital,  tanto nacional como extranjera".

            Fue de esta manera que institucionalizamos desde el punto de vista de la seguridad jurídica y económica, el derecho de propiedad, la libertad de acceder sin ningún tipo trabas burocráticas  a la prospección y exploración que nos ha permitido ir identificando exitosamente nuestro potencial geológico y avanzar, en todos aquellos aspectos legales que no generarán una discriminación, entre un inversionista nacional y extranjero.

        Todas estas iniciativas, con el soporte de un conjunto de leyes que han sido aprobada por nuestros representantes a nivel provincial como nacional, es lo que conforma el Marco Legal de la Estabilidad Jurídica que necesitan las Inversiones de Alto Riesgo Mineras, es decir, las Inversiones de Capital Minero.  

        Todo esto que conforma estratégicamente el Plan Minero Argentino, es lo que se define y se defiende, como un Política Minera de Estado.
En este aspecto, estoy absolutamente convenido que será este criterio y no otro, el que hará posible que los proyectos mineros se consoliden definitivamente y el que hará posible que en el corto plazo, nos consolidemos definitivamente,  como País Minero.
          El balance de nuestra gestión de gobierno en el área minera la considero positiva porque hemos dado pasos importantes para lograr los objetivos propuestos, que no son otros que afianzar, el desarrollo productivo integral de las actividades mineras. 
  
             
Este balance muestra que hubo un incremento significativo en la producción de minerales industriales, rocas de aplicación y subproductos derivados de ellos tales como: cales, carbonato de calcio precipitado,  carburo de calcio, ferro aleaciones, silicio metálico, cerámicos, etc. y muestra además, un incremento en los  valores  de facturación que superan en más del 50 %  a los registrados en el año del 2003. Las exportaciones del sector crecieron en un 80 %  respecto del 2003. También hubo un incremento significativo en la exploración de proyectos metalíferos y por ende, de las inversiones de alto riesgo en este sector minero, lo que permitió,  que   los proyectos Casposo y Gualcamayo, se encuentren en este momento en su Etapa de  Factibilidad  Técnica Económica.

            Estas inversiones se realizaron en los Proyectos Lama, Pachón, Gualcamayo, Casposo entre otros, que felizmente, se ubican en las áreas económicamente mas deprimidas de nuestra querida provincia. Por esta razón, abogamos para que estos recursos metalíferos permitan corregir las propias asimetrías que registra nuestro histórico desarrollo económico provincial. 
             
              El Informe de Impacto Ambiental del Proyecto de Explotación del Complejo Binacional Pascua – Lama, se encuentra aprobado  por parte de los organismos competentes del lado chileno y continua su proceso normal de evaluación en nuestra Provincia, a través, de una Comisión Interdisciplinaria de Evaluación Ambiental Minera (CIEAM)  conformada por profesionales que representan a instituciones académicas, técnicas, científicas y medio ambientales. Quiero destacar que esta comisión creada en mi gestión de gobierno, incorpora en el procedimiento de Evaluación de Impacto Ambiental la participación ciudadana, a través de la Consulta Pública
             
              En este contexto y también por iniciativa de este Gobernador, se   creó el Consejo Consultivo Minero  constituido por representantes de instituciones académicas, técnicas, científicas, medio ambientales, comunitarias y de organismos municipales; cuyo objetivo fundamental, es acoger las distintas propuestas y preocupaciones que emergen de parte de toda la comunidad en relación a la temática medio ambiental minera, dando a  conocer, los actos de gobierno referidos al sector minero. Es en el  ámbito de discusión de este Consejo, donde se generan las iniciativas que permiten establecer un verdadero reaseguro, para que el impulso minero productivo que no solo se vincula con la gran minería, responda en todas sus formas al concepto de un desarrollo minero social y ambientalmente sustentable.

              Es en este escenario, donde no podemos dejar de reconocer, todos los esfuerzos que en el contexto de una Política Minera de Estado se vienen realizando para impulsar con el grado de previsibilidad y responsabilidad que nos es reconocido en todos los ámbitos mineros del mundo, la puesta en marcha productiva de muchos de los proyectos de gran minería, que se encuentran en ciernes.

Es en este mismo escenario y donde mas que nunca, se hace necesario apoyar decididamente la Política Minera del Gobierno Nacional que como parte de una estrategia mediática e irreflexiva, viene siendo objeto de criticas que resultan infundadas, por el solo hecho, de que oponerse a un desarrollo minero implica oponerse lisa y llanamente, al futuro venturoso que podemos ir proyectando y construyendo a partir de la existencia de nuestros recursos mineros.

                       
              Intuimos y esto es lo que bajo ninguna condición podemos perder de vista, que representamos el único país en el mundo, que tiene la posibilidad de erigir a nuestra actividad minera, como una actividad económica básica y estructural y tenemos a partir de esta bendita realidad, la posibilidad de ser reconocidos no solo como un país agrícola – ganadero o agroindustrial como se nos caracteriza, sino que de ser reconocidos también, como un  país minero.
 
              Este es el destino venturoso que nos proponen nuestros recursos mineros, ese es el gran desafío que nos impone nuestro Desarrollo Minero y la Política Minera de Estado definida por el Sr. Presidente Dr. Néstor Carlos Kirchner.

Nadie puede desconocer que con relación a la temática ambiental, el significativo crecimiento que viene registrando el sector minero metalífero, esta caracterizado por una reconocida actividad vinculada con la Gran Minería. Pero este reconocimiento, plantea una serie de desafíos entre los cuales y respecto de la sociedad, el más importante está vinculado con la problemática ambiental minera.

El actual marco legal da cuenta debidamente, de la existencia de un escenario definido y acabado, que asegura que todos los criterios de sustentabilidad que son afines a la problemática ambiental, hayan sido debidamente evaluados, analizados y ponderados.

En este sentido se hace necesario recalcar, que todas las iniciativas que han sido gestadas desde el pleno ejercicio del actual Gobierno Nacional y en particular del Gobierno de San Juan, están orientadas a impulsar un desarrollo  minero productivo que responda en todas sus formas, al concepto de un desarrollo minero ambientalmente sostenible, sustentable y responsable.

            Es precisamente este concepto de Desarrollo Ambientalmente Sustentable, el que contempla la coexistencia de la minería con otras actividades productivas y cuyas potencialidades económicas  pueden ser  compartidas plenamente, por el simple hecho, de que son compatibles y complementarias.

            Pero no podemos ignorar que pese a todos nuestros esfuerzos, existen algunos cuestionamientos que provienen de sectores ambientalistas de nuestra comunidad, que inclusive, cruza a todos los países mineros del mundo.

                Estamos absolutamente convencidos en este sentido, que el objetivo de cualquier política de protección ambiental, no solo, debe estar orientado a la conservación de ecosistemas saludables, sino también con   el compromiso y la activa participación de la comunidad, y muy especialmente, con la activa participación  de las empresas mineras. Por lo cual se hace imprescindible, que las empresas contribuyan a desarrollar programas que garanticen la formación de una adecuada conciencia minera y medio ambiental, como así también, a crear una adecuada conciencia de los avances que claramente se pueden lograr a través de un desarrollo minero.
                       
Estoy seguro, que sólo de esta manera se podrán afrontar los desafíos que presenta el desarrollo de nuestra Nueva Minería y se podrá responder al mismo tiempo, a todas las expectativas de las comunidades que están compelidas a coexistir con la actividad productiva minera.
           
Quisiera reflexionar a titulo final, respecto a lo que manifesté en ocasión del acto de inauguración de la puesta en marcha productiva del  Proyecto Veladero, allí manifesté que:

 

“Hoy es un día para mirar hacia adelante. Pero por eso mismo, también es un día para saber de dónde venimos. Durante décadas, los sanjuaninos vivimos en el desencuentro, dándonos la espalda, hablando sin entendernos y oyéndonos de vez en cuando, pero sin querer escucharnos realmente. Durante décadas, nos dejamos postrar por una cultura del empleo público. Una cultura insana del estado padre y patrón, donde no cabían los sueños y donde nadie estaba dispuesto a incentivar la industria, ni apoyar a los emprendedores, ni a promover un complejo industrial  fuerte o el turismo, o mucho menos, una minería moderna.

Para los sanjuaninos, esas políticas desgraciadas terminaron sumergiéndonos en largos períodos de frustración y abandono. Fueron años de penurias, todos lo sabemos. Y tal vez por ello, terminamos acostumbrándonos a convivir con un sentimiento sin esperanza, una actitud malsana que cruza transversalmente a sanjuaninos de distintos colores políticos, de distintos niveles culturales y con distintas aproximaciones a la realidad.
Específicamente me refiero a que a la hora de justificar el atraso, la desidia y la mediocridad, se suele coincidir en una frase que siento particularmente detestable: “San Juan es una provincia pobre”.
Y resulta detestable porque esa frase es una excusa miserable para ser menos. Una certificación de que no podemos enfrentar lo inexorable, y eso nos otorga permiso para vivir condenados a no hacer, a no soñar, a no pelearle al destino. Siento que el solo hecho de decirla en voz alta la convierte en una sentencia de muerte.

San Juan es una provincia pobre”, es la última frase que quisiera escucharle a un sanjuanino, especialmente si es un dirigente político o un empresario. El dirigente político, porque en su condición de líder no tiene derecho a decirla sin haber agotado hasta la última alternativa de desarrollo, por más remota que parezca. Y el empresario, porque en su condición de innovador y visionario no puede siquiera pensarla sin estar traicionando su esencia, su razón de ser.

 “San Juan es una provincia pobre”, mis queridos comprovincianos, es una frase desgraciada, no sólo por el absurdo derrotismo que implica, sino –y especialmente- porque es absolutamente falsa. Lo he dicho infinidad de veces y nunca me voy a cansar de repetirlo: San Juan no es una provincia pobre, sino una provincia rica que no ha sabido, no ha querido o no ha podido explotar todos sus recursos.

Por supuesto, no soy tan desmemoriado como para evadir que a lo largo de nuestra historia reciente más de una vez pudo habernos faltado osadía, determinación o visión de largo plazo. Pero también es cierto que cuando fuerzas públicas y privadas se unieron para acometer juntos los enormes desafíos productivos pendientes, una y otra vez terminaron enfrentando a esa oscura legión de especuladores, ignorantes y aprensivos que parecieran regocijarse en sembrar con piedras el camino del progreso.

 En la historia de San Juan la propia minería se ha enfrentado a estos avatares más de una vez. Fíjense ustedes que allá por 1869, Sarmiento ya decía “Hoy las minas son el fuego que conduce a los pueblos al desierto para poblarlo, y como requieren inteligencia, civilizan a la par que pueblan.”

Sarmiento tenía certeza absoluta acerca de dónde estaba la luz al final del camino, pero –pese a toda su determinación- nunca pudo ver cumplido su sueño. Se necesitaron 136 años para llegar a este día, en donde sin duda alguna podemos decir COMENZAMOS. POR FIN, COMENZAMOS.

Seguramente cada uno de ustedes puede imaginar, la ansiedad que provoca saber que la clave del futuro provincial está ahí, al alcance de la mano, y que nadie hacia  nada por poner ese futuro, en marcha.

Durante años fui testigo del desarrollo de proyectos como Bajo La Lumbrera en Catamarca, o Cerro Vanguardia en Santa Cruz y debo confesarles,  que durante todo ese tiempo he tenido envidia. Sana envidia podría decirse, pero envidia al fin de cuentas.  Y con motivo.

¿Cuándo le tocaría a San Juan?, me preguntaba. ¿En que momento tendríamos la convicción y la decisión  necesaria,  para comprometernos de verdad con el desarrollo minero?
¿En qué momento comprenderíamos la pérdida de tiempo estéril en seguir discutiendo eternamente?  mientras hay gente marginada y sumida en la pobreza.

Todas estas preguntas que yo me hacía, en verdad no eran vanas, ni mucho menos exclusivas. Por suerte, un aluvión de sanjuaninos son los que se convencieron de que en una provincia donde el 80% de la superficie es montañosa, el 20% restante, nunca alcanzaría para salir de la pobreza y el subdesarrollo.

Por cierto, una vez que fuimos concientes de esta irreversible ecuación, ya resultaba un despropósito mantenernos en el debate de si debíamos propiciar o no la actividad minera, cuando simplemente lo único que debíamos determinar era qué clase de minería se necesita para ayudar a desarrollar a San Juan de una vez por todas.

Hoy lo sabemos: si bien una de las claves productivas para abandonar la pobreza es propiciar la minería, este proceso no es de cualquier forma, a cualquier costo y no es, con cualquier minería.

Por si a alguien aun le queda alguna duda, aquí nadie defiende ni patrocina esa actividad minera salvaje, que en épocas pasadas, ejerció una acción desvergonzadamente egoísta y depredadora.

Por el contrario, lo que aquí estamos impulsando es la Nueva Minería, esta industria moderna y social y ambientalmente responsable, que hoy vemos florecer en tantos países del mundo. Esta actividad, capaz de generar progreso resguardando al mismo tiempo todos los recursos naturales tales como: el agua, el aire, la flora, la fauna, el patrimonio antropológico, las tierras agrícolas,  que los seres humanos jamás debemos transar.

En definitiva, tenemos más que claro, lo que esta Nueva Minería  tiene para entregarle a los sanjuaninos y es por ello, que la seguiremos defendiendo y apoyando.

 Al mismo tiempo creemos que, por su lado, los empresarios de la Nueva Minería tienen claro también, qué van a encontrar en nuestra provincia: un marco legal preciso y transparente, sumado a nuestra  absoluta determinación de proteger el medioambiente con una ley estricta, justa y que pretendemos sea inviolable.

Hace diez días, y también teniendo a Veladero como protagonista de mi mensaje, decía que los sanjuaninos estamos haciendo alquimia, porque hemos encontrado la receta mágica para transformar el oro en progreso. Y es cierto.

Tan cierto, como nuestro profundo deseo de sentirnos unidos en torno a la visión del más grande de los sanjuaninos, y que bajo su advocación, es tiempo,  que reconozcamos el esfuerzo y el mérito de todos quienes en su momento, lucharon por esta realidad. Me refiero a los ex gobernadores Carlos Enrique Gómez Centurión, Jorge Alberto Escobar, Juan Carlos Rojas, Alfredo Avelín y Wbaldino Acosta. Para ellos nuestro reconocimiento.

Queridos amigos: hoy estamos poniendo en marcha una etapa crucial para el futuro de todos los sanjuaninos,  el de sus hijos, y el de los hijos de sus hijos. Y el primer paso de este camino nuevo es la certeza de estar dando un ejemplo para que otras empresas de nivel mundial, como hoy Barrick, vengan a San Juan para ayudarnos a que la riqueza escondida bajo la tierra se transforme en oportunidades para quienes vivimos sobre ella.

Porque eso queremos:

Que  la minería, la agricultura y el turismo puedan desarrollarse conjunta y armónicamente.

Que la prosperidad del futuro, no se logre hipotecando el medio ambiente limpio y sano en el que todos merecemos vivir.

Que el crecimiento de la actividad minera se dé en un marco de respeto a la ley, a nuestras tradiciones, a nuestra cultura y a nuestro paisaje.

Que los tiempos del desencuentro, de la mala fe, de los enconos y los agravios terminen también,  para siempre.

Que el miedo al progreso que todavía atemoriza a algunos, se transforme en interés, en tolerancia y  en un diálogo constructivo y fecundo.

Queremos, en definitiva, hacer realidad dos grandes visiones: la que hace casi un siglo y medio tuviera Sarmiento, y la visión actual de ese país federal, moderno y productivo que el Presidente Néstor Kirchner está ayudando a construir día a día.
                  



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